Después de años difíciles, con pandemia de por medio y planes aplazados, Beatriz y Diego por fin pudieron celebrar el día con el que llevaban soñando tanto tiempo. Su boda civil en las Carpas del Chef Nino fue más que una ceremonia: fue una fiesta en mayúsculas, una reunión de abrazos esperados, de familia y amigos que por fin volvían a estar juntos sin pantallas de por medio. Desde el primer momento se notaba en el ambiente que no era una boda cualquiera. Era un reencuentro, una celebración del amor, de la vida y de todo lo compartido. Además, Bea y Diego no venían solos: su primer bebé ya venía en camino, y eso hizo que cada gesto, cada palabra y cada mirada tuviera aún más significado.

La ceremonia fue íntima y emotiva, con muchos recuerdos, risas y alguna que otra lágrima bonita. Bea estaba radiante con un vestido de Jesús Peiró que resaltaba su elegancia y dulzura, y Diego, nervioso pero feliz, no le quitó la vista de encima en todo el día. Las flores de Romanos Florista decoraban el espacio con delicadeza y calidez, en perfecta armonía con el entorno natural de Las Carpas del Chef Nino, donde también se sirvió un banquete espectacular.

Cuando cayó la tarde, la fiesta explotó. Montana Music puso la banda sonora perfecta, y con la animación de Hora Loca, nadie se quedó sentado. Fue una noche de baile, carcajadas y mucha emoción.