El día de Héctor y Arantxa coincidió con la sexta luna llena del año, esa que se conoce como luna de miel por la antigua costumbre de casarse en junio. Mientras la luna se alzaba iluminando el cielo, otra luz mucho más cálida lo llenaba todo: la de los abrazos, las risas, los bailes, y la emoción compartida.

Su boda civil en Finca Luz del Flumen fue una fiesta desde el minuto uno. De esas que empiezan con nubes grises amenazando tormenta... y acaban sin una sola gota, solo truenos lejanos y muchas ganas de celebrar. Todo salió perfecto. Incluso el tiempo se puso de su parte. La ceremonia fue íntima, muy sentida. Hubo palabras que calaron y gestos que lo dijeron todo sin necesidad de hablar.

Después, la fiesta no se hizo esperar. Amigxs y familia se entregaron a tope, hubo gente por los aires, risas imparables y canciones coreadas con alma. Una boda marchosa, sin duda, donde lo importante no fue el protocolo, sino la conexión. Arantxa estaba radiante con su vestido de Boutique de Novias, y Héctor no se quedó atrás con su traje de Tasso Moda. El maquillaje y peinado, sencillos y elegantes, acompañaron perfectamente la energía de ella. Las flores de Floristería Canales pusieron ese punto delicado y natural a todo.